Succesus...por Mauro Esteban Barrón Robles


Entre cascarones y quemas del mal humor… 165 años de fiestas carnestolendas en Guaymas.

Por: M.A. Mauro Esteban Barrón Robles*

La celebración del Carnaval es una de las fiestas más populares de nuestro puerto, aunque se celebra en la mayoría de los países que tienen costumbres cristianas y precede al tiempo de cuaresma.

En Guaymas por lo general, se celebra durante tres días, se les designa a estas festividades con el nombre de Fiestas carnestolendas y son los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza, que es el día que marca el inicio de la cuaresma en el rito católico.

El vocablo carnaval proviene del latín carnelevarium, que significa quitar la carne y que básicamente se refería a la prohibición religiosa de consumo de carne durante los cuarenta días que dura la cuaresma.

El antecedente más antiguo que se tiene sobre la celebración de carnavales en nuestro puerto data del año de 1843 cuando el español Vicente Calvo hace una visita a nuestro estado, donde observa sus costumbres, recursos materiales, naturales y demás. Se sabe por Calvo que la gente recolectaba cascarillas de huevo durante todo el año para venderlas en la época de carnaval, llenaban las cascarillas con papelitos pequeños de colores: azul, verde y rojo y tapaban la abertura con cera.

Las señoras se abastecían de un canasto lleno de estos cascarones y vestidas de blanco los arrojaban a todos los que se encontraban en las calles. Ellas como los transeúntes traían cascarones, por lo que se respondía a la agresión y se iniciaba una batalla de cascarones. Para que el juego fuese más vivaracho y causara risa, solían llenar los cascarones con tinta, miel y aceite, los vestidos en estos casos se ensuciaban de tal manera que parecían verdaderos mapas; en ocasiones las personas eran sorprendidas con trajes y vestidos nuevos quedando estas completamente inservibles. Aunque había niñas que hacían alarde de las numerosas manchas de su vestido.


El público en general también participaba de estas festividades, se untaba harina en su cara y embadurnaba con ella a quienes que encontrara a su paso; por la noche con las caras llenas de harina se reunían en los bailes que se prolongaban hasta las cinco de la mañana y se realizaban los tres días de carnaval.
El correr de los años agregó al carnaval otro tipo de celebraciones, el uso de bailes de mascaras, coronación de reyes y reinas, desfile de carrozas alegóricas, quema del mal humor entre otras…

La quema del mal humor se realizaba los días sábados, desde muy temprano se iniciaba la construcción de la capilla ardiente, donde se colocaba el muñeco que representaba el mal humor, este armazón se construía sobre la antigua fuente que existió en la plaza 13 de julio en el sitio donde actualmente se encuentra el kiosco, se adornaba la capilla con flores de monte, yerbas secas, inscripciones hechas a mano, cirios de ocote, flores de razo chillante; dando una imagen demasiado grotesca.

Se iniciaba el reparto de las antorchas a la multitud que se congregaba en la plaza, se ordenaba al gentío de dos en fondo, llegando las vallas a alcanzar una distancia de hasta cuatro cuadras, los despojos del mal humor se retiraban de la capilla ardiente, acto seguido iniciaba un aplauso prolongado y gritos de: ¡Viva el carnaval!, ¡abajo la tristeza!, ¡Muera el mal Humor!; se echaban las campanas al vuelo, se accionaban las sirenas de la Compañía Industrial y Explotadora de Maderas y de los vapores surtos en la bahía y se detonaban cohetes por todas partes.
Iniciaba entonces la procesión del muñeco escoltado por cuatro personas, siguiendo este trayecto: hacia el sur por la calle 23 doblando a la derecha por la avenida Serdan hasta la calle 15 pasando por un costado de la cárcel de ahí tomaban la avenida XII hasta su unión con la avenida Abelardo L. Rodríguez girando a la derecha hasta la calle 24, giraban a la izquierda rumbo al norte y de ahí tomaban de nuevo la avenida Sserdán y se dirigían hasta la estación; de ahí por la calle 31 hasta el cruce con la Avenida Alfonso Iberri, la cual seguían hasta la plaza, tomando de nuevo la calle 23 que los conducía hasta Palacio donde se levantaba el horno crematorio, para proceder a Incinerar en ese lugar, el cadáver del eternamente criminal… El mal humor.

Terminado el entierro del mal humor, una banda de música iniciaba un recital en la plaza 13 de julio, donde se instalaban innumerables puestos de refrescos que saciaban la sed de la numerosa concurrencia que desde temprano llevaba sus sillas para presenciar el recorrido de los carruajes alegóricos y las comparsas.
Terminada la audición, las bandas de música recorrían las calles y todos los cafés y cantinas del puerto se mantenían abiertos durante toda la noche, por lo que la población entera permanecía despierta, pues el bullicio era general.

Al día siguiente, en punto de las tres de la tarde, una multitud acudía a recibir a la reina de la alegría, los silbatos de los vapores y de la Explotadora de Maderas anunciaban que la locomotora estaba a la vista; llegaba el tren a la estación y descendían los reyes y su corte, la multitud procedía a saludarlos con bulliciosos aplausos; los reyes subían a su carruaje y el festejo comenzaba.

* El Mtro. Barrón Robles, es actual administrador de Casa de la Cultura del H. Ayuntamiento de Guaymas, Sonora.

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